La universidad del karma
Al norte de la India, a los pies del Himalaya, se congregan los viajeros en busca de iluminación interior
Si el caos y el sin-sentido tuvieran que elegir un lugar donde empadronarse, este sería India. Todo puede ser sagrado (holy holy...holy sadu, holy temple, holy money), y todo ocurre por alguna razón...(everything happens for a reason, my friend). Al mismo tiempo que nada importa porque todo lo que nos rodea es ilusorio (Tantra). Los bienes materiales no significan nada pues venimos a esta vida sin nada y nos vamos sin nada..., pero me lo asegura un chaval que no se despega de su smart phone mientras una vieja tiende la mano pidiéndome dinero y se asoma entre su sari una pulsera de plata maciza. Y en ese querer decirle a la vieja que venda su brazalete, y en ese querer reírme del chaval... todo tiembla y empiezo a entender eso de que nada tiene sentido, ni sus plegarias ni mis excusas, ni sus dioses ni mis ideas...
Al pie del Himalaya, refugio de la cultura tibetana, cerca de McLeod Ganj (pueblo del exilio del Dalai Lama, en Dharamsala), nos acompaña el frío a la tarde, y el agua del deshielo rodea el valle por tres costados terminando en cascadas.
Cada mañana, veo algún águila sobrevolando mi cabeza y los cuervos son negros azulados, preciosos...hoy he visto la mariposa más increíble que voy a ver en mi vida, negra y grande como un gorrión, se desplazaba ligera con un vuelo muy raro, casi sin aletear, como si fuera una mezcla de pájaro e insecto.
Aparte de las montañas, el verde, los templos y las rocas del Himalaya, este sitio también es digno de estudiar antropológicamente, pues se ha convertido en La Universidad New Age Superguay del Paraguay...
Hay una innumerable lista de cursos, workshops, iniciaciones con nombres tan extraños para un no-entendido como Sutra Healing, Trimurti Cooking Classes, Ayurvedic Nutrition, Siddha Kundalini o PanchKarma que se integran en la cotidianidad del lugar en forma de mosaicos encolados en lugares estratégicos con colores fosforescentes e imágenes hipnóticas.
La gente se despierta temprano para tomar sus lecciones, algunos pasan el día en la cantina y otros siguen estudiando después de clase en sus guest-houses.
Entre los acústicos mantras de la gran variedad de aves puedes interceptar tanto el sonido de un grupo de iniciados a la meditación en cantos armónicos como el silbido de una cabrera que estoica al paso del tiempo llama entre graznidos a sus animales, mientras se escucha el grito aplastante de una radial que, cortando la armonía del valle en dos, se precipita sobre el silencio haciéndole saber a este que la construcción de otro hotel les beneficiará algún día.
Por lo visto hace veintiséis años aquí solo habia un pequeño edificio de dos plantas, el templo y la única chai-shop entre un manto de rododendros que entregados a la nada fueron sometidos a la evolución y el progreso.
Hoy, es un Mercado de la Búsqueda Interior al que llegan almas furtivas desde los más recónditos lugares del mundo con la necesidad de encontrarse a sí mismos, con el anhelo de respirar un espacio interior que se privaron encontrar en sus respectivas macrociudades occidentales que, parece, matan la espiritualidad del individuo.
Y entonces, click! en un segundo fractal todo se distorsiona y empiezo a asimilar que nada tiene sentido. Y que El TODO incluye el karma de un monje budista buscando aplicaciones para su i-Phone, y que La NADA (emptiness tantra) nos puede abrazar llevándonos a la iluminación (nirvana) estando en un sofá o en El Mejor Lugar del Mundo.
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