El
Arte de Vivir, la ONG con más adeptos en el mundo, se impone con fuerza en
Uruguay, en donde unas 6.000 personas ya han realizado cursos de respiración
para enfrentar el estrés.
Martes húmedo en Montevideo. Son las
siete de la tarde y la gente regresa de trabajar. El cansancio del día y del
estilo de vida se reflejan en el estrés acumulado por algunos, en la violencia
descargada por otros, en ansiedad, o simplemente en la falta de felicidad.
En Maggiolo y Nardone (Punta
Carretas) la Fundación Arte de Vivir pide un alto a esa rutina. Exige
desprenderse de las emociones que agobian la jornada, aunque sea por poco más
de dos horas. E insta a respirar. De eso se tratan estos cursos y programas
para eliminar el estrés a través de técnicas de respiración, meditación y yoga.
Adentro del local la atmósfera recrea
a la India milenaria traída a Uruguay. Unas 50 personas se masajean su cuerpo
(empezando en el extremo superior de la cabeza y terminando en los pies)
mientras el físico afloja la tensión y entra en calor. Lo hacen acompañados de
una música tenue, a base de flautas y percusión. Siguen las instrucciones de
Swamiji Paramtej, el número dos de la Fundación mundial y que desde hace 12
años se dedica a expandir por el mundo la técnica creada por Sri Sri Ravi
Shankar en 1981.
Hoy la filosofía está instalada en
unos 150 países y más de 20 millones de personas han participado de los cursos,
lo que convierte a la Fundación en la ONG con más voluntarios en el mundo, sin
importar diferencias culturales.
"La técnica es la misma para
gente que vive en un pequeño pueblo o en una gran ciudad, para los presos y los
policías, para los empleados y los grandes comerciantes; pero se enseña de
distinta forma", cuenta Paramtej. Para explicar el concepto utiliza una
comparación: "Es la misma comida que se sirve en un restaurante de lujo o
en un negocio cualquiera, pero la forma de presentación del plato es distinta;
es decir, es la misma respiración que se enseña pero distintas formas de
impartir el conocimiento".
Es que esta sabiduría de India se
basa en que hombres y mujeres tienen respiración, espíritu, cuerpo e intelecto;
solo que nacen "en distintos lugares y circunstancias", afirma el
líder espiritual que visitó Montevideo por unos días y fue la antesala a la
llegada del fundador del movimiento (ver nota aparte).
Pero las técnicas de respiración no
son lo primero que practican los participantes del curso introductorio en la
sede uruguaya. Luego de los masajes el salón se convierte en un safari. Sin
importar la edad (el promedio es de unos 40 años) ni el género, todos actúan
como leones, caballos y gorilas. Hacen mímicas, gritan y se van conociendo con
los seres que tienen a su alrededor.
A los 15 minutos ese mundo salvaje se
transforma en competencias de los Juegos Olímpicos. En parejas se practican
distintos deportes, simulando tener una pelota, una raqueta o un aro. La música
se hace más intensa y con ella va quedando atrás el ruido de la jornada
laboral. Un saludo entre todos pone punto final a esta etapa de conocimiento
del cuerpo y comienza el relax. Silencio.
"En la naturaleza todo tiene su
ritmo. Como las estaciones se suceden una detrás de la otra, el cuerpo humano
tiene hambre en un momento, sueño, frío o calor. Cuando esos ritmos se truncan
nos sentimos enfermos y es ahí cuando más se necesita tomarse un tiempo para
respirar y estar en silencio, sin descargar energía", señala el Paramtej,
quien habla un inglés con acento indio, pausado.
Cada uno agarra una manta para
calentar los pies descalzos y se acuesta sobre una alfombra. Por varios minutos
permanecen con los ojos cerrados, tratando de controlar la respiración y
dejando liberar el cuerpo y la mente.
Visto desde afuera no faltará quien
considere que se trata de una secta. El instructor dice que "esa es una
idea que está instalada" y que "son los mismos que piensan que tener
estrés es lo normal". Pero aclara que "cada vez más gente está entendiendo
que el aprender a respirar mejora la calidad de vida y el rendimiento; incluso
en universidades de Estados Unidos se enseña la técnica, así como en la escuela
se le muestra a los niños cómo lavarse los dientes".
La eficacia del método, dicen los
seguidores, alcanza transformaciones inauditas como la eliminación de la
violencia y el fin de las adicciones a las drogas. Incluso Paramtej insiste en
que "la gente que aprende a respirar ya no necesita depender de
psicofármacos".
Su mensaje de paz le valió a la
Fundación el estatus consultivo en el Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas, además de asesorar a la Organización Mundial de la Salud y a
Unicef. Algunos de sus proyectos han llegado a las cárceles y el propio
Paramtej impartió cursos ante presos de Tailandia.
Los pasos que hay que seguir son
sencillos. Quizás lo más difícil es estar en contacto con uno mismo. Luego
implica relajación, inhalar por una narina y exhalar por la otra, aprender los
siete centros energéticos que tiene el ser humano y la liberación de los
pensamientos.
Una vez que se vuelven a abrir los
ojos se nota el cambio. El instructor pregunta a los participantes sobre la
sensaciones. Un hombre de unos 50 años dice que siente el cuerpo "flojo y
sin ataduras". Una mujer que está a su lado afirma haber visto una luz
azul. Paramtej aclara que "la mente es libre y cada uno juega con ella
como quiere". Algunos se ríen.
A los participantes les espera otros
cinco días consecutivos de curso y una vez finalizado estarán capacitados para
emprender el taller Fase 1, en el que se aprende a dominar el cuerpo y la
mente. Hay quienes quieren experimentar aspectos más profundos, entonces se
pasa a la Fase 2 en la que importa mantener el silencio y detenerse en las
emociones.
Paramtej (37) lleva el nombre de
"Swamiji", nominación que se le da en la India a las personas que se
han elevado de nivel espiritual y se dedican únicamente a meditar. Hace 12 años
hizo un clic en su vida, cuando cansado de la rutina como negociante fue en
búsqueda de un nuevo sentido para su vida. "Sentía que la vida era egoísta
y que estamos todo el día trabajando para que un día todo se termine",
cuenta y recuerda que la exploración le demoró un año y medio.
La técnica no implica el abandono de
la rutina ni la satisfacción de deseos. "Podés estar en medio de todo y
mantener un balance perfecto", dice el instructor.
En la Fundación El Arte de Vivir
Uruguay (http://www.artofliving.org/uy-es) los cursos Fase 1 comienzan los
jueves ($ 1.800 y beneficios hasta $ 1.500). Los impulsores de la técnica
confían en que su método llegue a la enseñanza formal e integre el currículo de
aprendizaje. Porque, dicen, sin respiración no hay vida.
El inventor llega a Uruguay
Nueve días de silencio tuvo que pasar
Sri Sri Ravi Shankar para inventar la técnica de respiración que hoy es
mundialmente famosa. Desde entonces (1981) hasta la fecha el fundador de El
Arte de Vivir ha viajado por varios países con mensajes de armonía, lo que le
valió su nominación al Premio Nobel de la Paz en cuatro ocasiones. El 4 de
septiembre llegará por primera vez a Uruguay. Será declarado Ciudadano Ilustre
y luego brindará una conferencia "Por un Uruguay libre de estrés y
violencia" en el Teatro Plaza, a las 17:30 horas.
Detrás del hombre mediático
Ante tanta admiración y antipatía que
despierta la figura de Marcelo Tinelli, el conductor busca su equilibrio
interior a través de técnicas de meditación. Su acercamiento a El Arte de Vivir
partió del incentivo de su amigo Federico Ribero (empresario) a quien le fue
diagnosticado un cáncer. En uno de sus programas Tinelli aseveró: "Hemos
hecho una promesa: el día que Fede finalmente se sane, cada uno de nosotros
deberá hacer algo que le cueste mucho. Yo me comprometí a hacer el curso Fase 2
de El Arte de Vivir, que me exige estar en silencio y con el celular
apagado".
Exportación de producto milenario
Los asistentes a El Arte de Vivir no
necesariamente concurren por una búsqueda espiritual, sino para aliviar el
estrés. Aun así, la sabiduría creada por Sri Sri Ravi Shankar tiene algunos
parecidos con la filosofía de Siddhartha Gautamá (Buda) de finales del siglo V
a.C. Ambas se valen de la meditación como un mecanismo de liberación. Cada uno
de estos líderes, Shankar y Gautamá, encontraron en el silencio su alejamiento
a la vorágine del lugar de nacimiento (India y Nepal respectivamente). ¿Por qué
aprender una filosofía que viene de la India? Swamiji Paramtej, uno de los
líderes del movimiento, señala que "uno come pizza y no se vuelve italiano
por ello; se trata de tener una mente en paz". Algunos detractores
entienden que este pensamiento es un "disfraz" para expandir a
Occidente las religiones de Oriente. El sacerdote español Julio de la
Vega-Hazas (Opus Dei) afirma: "Shankar lo que da es un `jarabe de
yoga`".
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