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Wednesday, July 18, 2012

VACACIONES DE INVIERNO / TIEMPO LIBRE - ARGENTINA


Sin vacaciones, la familia dicta clase todo el año

Por Teresa Morresi / Especial para Buena Vida

Con el colegio entre paréntesis, los chicos tienen todo el tiempo libre y los padres necesitan reacomodar sus rutinas para compartir con ellos y ayudarlos a disfrutar, sin olvidar el ejercicio del límite que, aunque se enojen, tanto necesitan


El contacto directo con el entorno natural es una buena alternativa para divertirse en familia.


Los paseos por las granjas y los zoológicos son un clásico vigente.

El contacto directo con el entorno natural es una buena alternativa para divertirse en familia.



17/07/12 - 19:57

“Vacaciones de invierno, el descanso tan esperado. Los chicos, luego de meses de colegio, ansían sus vacaciones, que les dan un descanso de los horarios y rutinas, del aprendizaje y la concentración que el estudio requiere”, comenta la médica psicoanalista Laura Orsi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).

El tiempo de vacaciones se disfruta, aunque, a veces, los padres o los mayores a cargo no saben bien qué hacer o cómo manejarse con ellos cuando no hay un viaje previsto. Aquí, una serie de consideraciones de la especialista

* Es muy importante que los chicos puedan levantarse más tarde de lo que venían haciendo, ‘remolonear un rato’ antes de salir apurados y estresados para cualquier otra actividad, desayunar tranquilos y, sobre todo, jugar solos o en grupo mientras los padres trabajan. Jugar permite experimentar los cambios, utilizar los conocimientos adquiridos, improvisar situaciones y poner a prueba el ingenio con el desarrollo de las fantasías y la creatividad.

* Las vacaciones son un momento propicio para realizar programas diferentes con ellos: ir al teatro, al cine, al zoológico, a una granja, o leerles cuentos antes de ir a dormir.

* No se puede dejar a los chicos en total libertad. “Cuando los padres trabajan hay que prepararse para organizar actividades y administrar ese tiempo de descanso. Hay que considerar que el gran refugio es la electrónica. Pero así como son maravillosas las posibilidades que ofrece, también es una propuesta con riesgos, por el exceso de uso. Esto implica decidir momentos y formas de empleo".

¿Cómo protegerlos de la fascinación sin límites? "Aquí, la tarea de los padres es acompañar, planear juntos, proponer. En estos días libres, se modifican los hábitos, aparecen el placer, conductas nuevas y pueden surgir situaciones de riesgo. La mirada atenta de los adultos es fundamental”, explica Susana Barilari, psicóloga especializada en vínculos y directora de la Fundación Proyecto Cambio.

Tampoco hay que abusar de las actividades programadas porque los extremos producen estrés o distrés. “Muchos niños no saben jugar, se sienten tristes y comienzan con demandas del tipo 'comprame tal o cual cosa', pedidos interminables que en realidad obedecen a algún intento frustrado de llamar la atención de sus padres o, generalmente, a carencias afectivas”, aclara Orsi.

Una manera de compartir durante las vacaciones es hacerlos participar a diario en actividades cotidianas, desde la preparación de un asado o una ensalada o cocción del pan hasta el arreglo de algún lugar de la casa, siempre valorando la participación y estimulándolos a realizarla.

¿Y si aparece la negación constante de su parte? "Se puede desarticular el mecanismo modificando la forma de actuar de los mayores, ya que muchas veces la negativa se instala porque los adultos han perdido jerarquía, o incluso los roles están confundidos", destaca Orsi, que detalla algunos puntos:

* Los papás a veces tienen la cabeza tomada por el chico. No se animan a poner límites por temor a perder el amor. Pero no deben temer, ya que eso no ocurre, es una fantasía.

* Los primeros signos de pérdida de autoridad se manifiestan cuando los grandes comienzan a gritar. Hay que tener en cuenta que si no hay consecuencias ante conductas negativas, no se realizará ningún cambio y comenzarán a sumarse conductas negativas.

* Para facilitarles el aprendizaje de lo que se debe o no hacer es preciso generar consecuencias por el incumplimiento. Cuando uno pasa un semáforo en rojo aparece la multa. Los chicos deben detenerse cuando la orden es clara.

* En la actualidad, una de las consignas parece ser ayudar a los padres para que recuperen el lugar que perdieron en la crianza través de talleres de reflexión, espacios de encuentro donde puedan recuperar su poder, transmitir valores e ideales de vida.

“Los padres parecen haberse distraído. Por miedo a tomar una postura autoritaria conceden, ceden, permiten sin límites e ignoran el alivio que sienten los chicos cuando el límite es claro. Hoy, muchos son como hermanos o como amigos. Eso no es correcto. Desdibuja la jerarquía, el orden, la organización e impacta en todos lados porque no hay aprendizaje del orden. La educación del hábito corresponde a la familia, que dicta clases todo el año y no se toma vacaciones", culmina Barilari.


Tuesday, July 3, 2012

TIEMPO LIBRE - URUGUAY - RECOMENDED

Resiste lo tradicional

Aún en tiempos de los videogames o señales infantiles las 24 horas por televisión, hay espacio para la escondida o la tapadita. Algunas actividades resurgen por modas y otras solo luchan contra el olvido.

No es erróneo decir que la payana está en peligro de extinción. Los baleros hoy alimentan más la nostalgia adulta que el ocio infantil. Pero las figuritas, y con ellas la tapadita, viven y colean. Nadie se anima aún a firmar el certificado de defunción de las bolitas. El salto a la cuerda, la mancha, el elástico, las rondas y la escondida todavía gozan de buena salud.
En épocas de TV por cable, PC y Play Station, los juegos tradicionales no dan la batalla por perdida. Algunos están ayudados por una perennidad a prueba de balas. Otros dependerán del capricho de las modas (cíclicas ya sea en la ropa, la música y el juego), una ola nostalgiosa o la ayuda de algún personaje televisivo. Están los que se aggiornan y los que luchan una batalla desigual contra la desmemoria.
"Tanto los juegos tradicionales como los modernos responden a necesidades humanas; la esencia sigue siendo la misma, sea con un trompo o una Play", señala Luis Machado, coordinador de la Tecnicatura en Educación para la Recreación y Tiempo Libre de la Universidad Católica (Ucudal). Pero el presente no ayuda a los primeros. "En los recreos se han ido perdiendo los juegos de espacio: antes se podía correr más; ahora las escuelas los han ido `disciplinando`. Entonces, en algunos lugares aparecen por rachas las figuritas, saltar a la cuerda, el elástico... a veces he visto la bolita, pero de un modo distinto". Según este experto, el viejo "chante", que requería una técnica especial con el índice y el pulgar, se sustituyó por algo similar al "arrime". Más de un niño de 40 años o más se horrorizaría ante tal herejía.
Docentes como Carolina Chevalier, directora de Educación Inicial del Instituto Yavne, o Héctor Crosignani, coordinador de Tiempo Libre del Colegio Zorrilla, dicen que es común que estas y otras instituciones incluyan juguetes tradicionales como alternativas lúdicas para los recreos. "Es un hecho que se vive como una moda, con inicio y final en el tiempo", dice Chevalier, que destaca el ejemplo de la rayuela, muchas veces impulsada por las maestras. Crosignani relata iniciativas exitosas en su caso (saltar a la cuerda o damas), fracasadas (balero, bolitas, aro de hula-hula) y otras aún vigentes en el patio (figuritas, escondidas y mancha). También señala un inconveniente de estos tiempos: "A veces tratamos de impulsar el juego del elástico, sobre todo para las niñas. El problema es: ¿quién enseña?. Porque a veces ni siquiera las maestras recuerdan cómo se jugaba".
Los juegos tradicionales "son parte de una historia, una memoria colectiva y una cultura que une, da raíces e inmenso placer", expresa Chevalier. Machado prefiere apuntar al beneficio físico y psíquico: "Todos ellos trabajan todas las habilidades motrices que hacen falta. Jugar a la bolita, en cuclillas, mueve la musculatura coxofemoral; con las cometas, se afecta el tren superior. Luego está lo intelectual, las estrategias para resolver situaciones. Los juegos son puro aprendizaje, ahí vale equivocarse". El desarrollo de la creatividad, el respeto total a las reglas (o aprender a consensuar para cambiarlas), la imaginación y la socialización son destacadas de manera unánime.
Hay quienes aseguran que todo es cuestión de adaptarse. En Meñique Animaciones, empresa dedicada a la animación de eventos infantiles y de adultos, la clave pasa por hallar variantes. "Nosotros organizamos una escondida, por ejemplo, y le buscamos la vuelta: la `sardina enlatada`, donde es uno solo el que se esconde y el resto tiene que descubrirlo. O usamos trompos y baleros en actividades pensadas para adultos, simulando una kermés y, aunque sea por un rato, los chicos siempre se terminan colgando", señala Marcelo Cidelapaz, uno de sus responsables. Para él no cabe una mirada excesivamente nostálgica, ni mucho menos apocalíptica: "La mancha y la escondida jamás van a perder vigencia, ¿sabés por qué? Porque son juegos muy divertidos".

LA PC NO ES EL ÚNICO RIVAL

La computadora, la Play Station o similares no son las únicas amenazas que tiene el juego tradicional, apunta Laura Camacho, directora de Inicial y Primaria del Elbio Fernández. Las pocas horas libres que hoy tienen los niños, la interrupción del juego constante a cargo de los adultos, la disminución del intercambio intergeneracional debido a las familias cada vez menos numerosas y la desaparición de espacios "garantes del juego" como plazas, son algunos de los argumentos que ella enumera.
"El juego en el barrio permitía cierto grado de complicidad que no se daba en otros espacios. Los niños que salían a jugar en la vereda desarrollaban su autonomía y aprendían a resolver sus conflictos, propios de la vida social, sin la intermediación del adulto", señala.
Carolina Chevalier, directora de Inicial del Instituto Yavne, afirma que cuando el niño tiene los espacios -como la escuela- o hay un adulto motivador -como un maestro-, ellos mismos "disfrutan mucho (de los juegos tradicionales) y hasta los proponen de forma autónoma durante un tiempo".

ENTRE ALDEAS Y MEMORIAS

"El juego permite que una persona esté más completa, incursionando en áreas de expresividad, yendo a otro universo, expresándose, guiándose por un impulso lúdico. En definitiva, eso te hace más pleno". Quien habla es la socióloga y educadora Roxana Fernández, vinculada a la ONG El Abrojo, y coautora junto con el periodista Matías Castro de Cazacurioso (Estuario, 2010), libro donde se compilan 117 juegos tradicionales en Uruguay. En él están incluidos los recuerdos de miles de infancias, bajo nombres como Antón Pirulero, dominó, manchado, rin raje, distintos tipos de rondas y los zancos. Según dijo, la idea era "pintar la aldea" a través de los juegos, de la misma forma que lo hizo el artista flamenco Pieter Brueghel con su cuadro Juegos de niños (1560).
A pesar de este interés, Fernández no es una "cruzada" contra lo moderno. "Habrá discusiones, pero yo creo que los videojuegos también tocan lo lúdico, te transportan a un nuevo lugar. Y sobre los juegos tradicionales... está bueno mantener y recuperar la memoria, pero eso no tiene que ser una limitante. Los juegos son algo vivo, se pueden resignificar".

Trompo. La destreza de reinar en la troya

Cada tanto gozan de un momentáneo revival. Federico Beledo, fundador de la juguetería artesanal Madera y Negro, cuenta que han sido algo así como el buque insignia de su emprendimiento desde sus inicios en 2002. "Vendo 3.000 o 4.000 al año", dice. Muy esporádicamente aparecen en algún patio de escuela, dicen educadores.

Balero. El desafío de embocar como nadie

Título y protagonista de uno de los poemas infantiles más hermosos de Fernán Silva Valdés, todos los pedagogos consultados afirman que hace años que dejaron de verse en los recreos. Beledo, sin embargo, asegura que hoy es el artefacto que más vende por año. Los compradores suelen ser adultos atacados por una súbita nostalgia.

Yo Yo. El hechizo del disco que sube y baja

El responsable de Madera y Negro ejemplifica bien con este caso a qué suelen deberse los booms por estos juguetes: "El otro año, (Marcelo) Tinelli jugaba con un Yo Yo en su programa y disparó las ventas". La influencia de la televisión, por un programa muy visto o una serie de dibujos animados, repercute de forma directa.