Durante
siete años un grupo de astrónomos centró su atención en estrellas de la
constelación de Centauro, en los extremos de la Vía Láctea. Ahora descubrieron
que para su sorpresa, estos soles lejanos tienen una forma de variar su brillo
que no está considerado en las teorías a cerca del tema.
La
paciente observación durante siete años de más de 3.000 estrellas de la
constelación del Centauro, en el extremo norte de la Vía
Láctea, proporcionó una buena sorpresa: 36 de ellas varían su brillo con
un patrón totalmente inesperado.
De
acuerdo a lo que publicó El País de Madrid, el hallazgo desafía las teorías
estelares y los científicos no saben aún qué mecanismo produce ese cambio
minúsculo de brillo (0,1% del brillo normal de la estrella) que han observado y
que se produce en períodos que van de dos a 20 horas.
Se trata
de estrellas más calientes y brillantes que el Sol, pero, aparentemente, no
tienen nada de especial que las haga comportarse diferente de otras de sus
pares.
"La
existencia de esta nueva clase de estrellas variables es un reto para los
astrofísicos", señala Sophie Seasen, una de las científicas del equipo,
del Observatorio de Ginebra al diario madrileño.
Los
modelos teóricos actuales predicen que su luz no varía periódicamente, así que
ahora los científicos se abocan a buscar más datos del comportamiento de este
extraño nuevo tipo de estrellas.
Ya tienen
alguna pista: algunas parece que giran a muchísima velocidad, explicó el
Observatorio Europeo Austral (ESO). Rotan a velocidades que superan la mitad de
la que sería la velocidad crítica, es decir, el umbral a partir del cual la
estrella es inestable y lanza su material al espacio. En esas condiciones,
la rápida rotación tendrá un impacto importante en las propiedades internas del
astro.
El
hallazgo de estas peculiares estrellas fue posible gracias al trabajo
continuado con un telescopio situado en el Observatorio de La Silla (Chile),
del ESO.
Los
investigadores del Observatorio de Ginebra presentaron su descubrimiento en la
revista Astronomy and Astrophysics. "Hemos logrado este nivel
de sensibilidad gracias a la gran calidad de las observaciones, combinado con
un análisis muy cuidadoso de los datos", declara la líder de la
investigación, Nami Mowlavi, en un comunicado del ESO. Los análisis de las
imágenes continúan.
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