Showing posts with label plantas. Show all posts
Showing posts with label plantas. Show all posts

Tuesday, September 25, 2012

6 PLANTAS PURIFICADORAS DE AIRE



Las plantas no solo pueden ser una herramienta de decoración que siempre hace juego con todo, sino una posibilidad de mantener espacios interiores con el aire purificado.


Sin embargo, no todas las plantas sirven para este fin, e incluso pueden afectarnos ya que existen las que tienen una alta toxicidad.

1. Palmera de Bambú: Elimina formaldehido, alérgeno que se encuentra presente en múltiples producto y también se dice que actúa como un humidificador natural.

2. La planta de serpiente: Sirve para absorber los óxidos de nitrógeno y formaldehido.

3. Areca Palma: Una de las mejores plantas de purificación de aire para la limpieza del aire en general.

4. Planta araña: Gran planta de interior que se utiliza para eliminar el monóxido de carbono y otras toxinas e impurezas. Es una de las tres plantas mejor consideradas para la eliminación de formaldehido en el aire.

5. Lirio de paz: Se podría llamar la “limpieza de todos.” A menudo son colocados en los baños o cuartos de lavado, ya que son conocidos por su capacidad para eliminar las esporas de moho.

También utilizados para eliminar formaldehido y el tricloroetileno.

6. Gerbera Daisy: No sólo estas maravillosas flores eliminan el benceno en el aire, sino que se las conoce por mejorar el sueño mediante la absorción de dióxido de carbono y emitir mayor cantidad de oxígeno durante la noche.

¿SUGIERE ALGUNA OTRA

Saturday, June 16, 2012

SCIENCE - MEXICO


Plantas se comunican con el olfato

Investigadores del Cinvestav buscan entender el mecanismo de olfato de las plantas para aprovecharlo en la agricultura en sustitución de alternativas químicas
Oler provee a las plantas de un “sistema de protección” que les permite preparase contra amenazas futuras. (Foto: Archivo El Universal )


Comúnmente se cree que sólo los humanos y los animales poseen la capacidad de comunicarse y del olfato; sin embargo, reciente investigaciones comprobaron que las plantas también poseen estas cualidades, incluso son capaces a través del olfato, advertir amenazas como plagas.
Sarai Girón Calva, científica adscrita al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Unidad Irapuato afirmó que las plantas poseen la capacidad de oler, y a pesar de que aún se desconoce el mecanismo de percepción, se sabe que la utilizan para defenderse de plagas que han invadido a plantas vecinas.
Las plantas, dijo, utilizan su olfato para comunicarse, tienen un "lenguaje", y al entenderlo es posible obtener muchos beneficios, principalmente a nivel agrícola que servirían de alternativas a los químicos usados comúnmente para proteger a las plantas de plagas.
Es importante mencionar que estos compuestos volátiles son emitidos de manera natural por las plantas y a las concentraciones usadas no representarían un riesgo para los cultivos, el ambiente o las personas, aclaró Girón Calva.
Aparte de amenazas las plantas comunican a sus vecinas acerca de: cambios en la intensidad de luz, humedad, temperatura, la presencia de plantas parásitas o plantas de la misma especie.
La investigadora quien realiza un estudio acerca del olfato de las plantas y su forma de comunicación, precisó que aunque podríamos considerar a las plantas débiles por ser organismos inmóviles, oler provee a las plantas de un "sistema de protección" que les permite preparase de antemano para responder de una manera más robusta a futuras amenazas y así poder cumplir su ciclo.
Para evitar desperdiciar sus defensas en una guerra inexistente las plantas poseen un estado fisiológico llamado priming, en el que sus defensas no están totalmente inducidas, sino a la espera de un estimulo que confirme la presencia del enemigo para inducirse totalmente a su estado de defensa.
Entender como funciona el olfato de las plantas puede proporcionar alternativas al uso de bactericidas u otros químicos empleados para tratar patógenos, reveló Sarai Girón Calva. "Se podría colocar una planta que emitiera volátiles cada cierta distancia para inducir resistencia en plantas vecinas o bien se podrían exponer los cultivos a una determinada concentración de volátiles sintéticos".
Los estudios de la científica del Cinvestav consisten en exponer plantas de frijol lima a diversas concentraciones de los compuestos orgánicos volátiles por diferentes períodos de tiempo. Posteriormente las plantas son expuestas a una bacteria, para proceder a evaluar la resistencia inducida de la planta.
Con la investigación realizada en Cinvestav se amplió el conocimiento existente acerca del olfato de las plantas, dijo Girón Calva, "ahora sabemos que hay un umbral de concentración que las plantas necesitan oler y alcanzar dicho umbral está en función de la concentración del compuesto volátil en la atmósfera y del tiempo en que las plantas están expuestas a él".
El proyecto, con duración de un año y medio, se realizó en los invernaderos y el laboratorio de Ecología de Plantas del Cinvestav Unidad Irapuato, donde contó con la supervisión de Martin Heil, investigador de la misma unidad.
Acerca de investigaciones posteriores sobre el olfato de las plantas Sarai Girón comentó estar interesada en saber por qué las plantas no responden a todos los compuestos presentes en el bouquet emitido, el impacto directo que factores ambientales tiene en esta señalización y cómo es el mecanismo de percepción.

Thursday, June 14, 2012

BUENA ALIMENTACION - ESPAÑA

Saber comer...


Foto: Issaac Henández
El mundo al revés: un norteamericano descubriendo a estas alturas las virtudes de la comida sana. Pero antes, una confesión: "Es trágico ver cómo la dieta americana se ha convertido en la dieta del mundo, y cómo ha ido devorando a su paso las tradiciones culturales y gastronómicas del planeta".
Con ustedes, Michael Pollan, compartiendo esta mesa comunal en la que acabaremos comiendo todos, acompañándonos a la compra para recordarnos lo que conviene y no conviene meter en la bolsa, indagando por su cuenta y riesgo en todo lo que hay detrás de lo que nos venden como "alimentos" y que en realidad no son más que "sustancias con apariencia comestible", como él mismo dice.
Ardua labor ésta de presentar en público a nuestro distinguido comensal. Pongamos que Michael Pollan, 57 años, vive en las colinas de Berkeley, donde da clase en la universidad y desde donde abandera el "movimiento de la comida sana" en Estados Unidos, con libros imprescindibles como "La botánica del deseo" (el mundo desde la perspectiva de las plantas) o "El dilema omnívoro" (un historia de cuatro comidas radicalmente distintas"). Empezó como "agroperiodista" y se ha acabado convirtiendo en cocinero de la conciencia de todo un país, con una receta así de simple: "Comed alimentos reales, no demasiados, sobre todo plantas".
Aunque el papel que más le va, asegura, es el de "detective" de los alimentos, siguiendo el rastro de todo lo que nos llevamos a la boca, descomponiendo desde dentro la temible "dieta moderna occidental" y proponiendo la vuelta a la comida simple y natural. "El detective en el supermercado" dio título a su penúltimo libro, rematado ahora por "Saber comer: 64 reglas b'asicas para aprender a comer bien"...
Michael Pollan recomienda que comamos como siempre lo han hecho los franceses, los italianos o los griegos (antes de la colonización de los McDonald's). En el podio de la comida mediterránea echamos en falta a los españoles, y el "detective" gastronómico se justifica: "Los españoles comen demasiada carne, casi tanta como los americanos, el equivalente a seis jamones al año... Por lo demás, la dieta de los españoles es más o menos similar a otros países mediterráneos, rica en productos frescos y sazonada con aceite de oliva".
Volveremos al "pecado" de la carne (el propio Pollan recoconoce su debilidad por el jamón ibérico), pero vamos a examinar de entrada el típico menú de la "dieta occidental moderna" para saber a qué atenernos: alimentos procesados, hidratos de carbono, grasas refinadas, mucha carne, muchas calorías, mucha sal, potentes adictivos como el azúcar o el sirope de maíz, muy pocas verduras, frutas o cereales integrales.
Por principio, el "detective" Pollan propone "escapar" de la dieta moderna, producto de los monocultivos de la agricultura industrial "y cuyo secreto estriba es descomponer el maíz y la soja, procesarlos y luego volverlos a componer en sustancias que parecen comestibles". Estos "pseudoalimentos" ocupan casi siempre la parte central de los supermercados, empaquetados con vistosos colores, con falsos reclamos para que parezcan "saludables" y una lista interminable de ingredientes ininteligibles para el común de los comensales.
Regla número uno: nunca comas nada que no comería tu tatarabuela. "La fuente más valiosa y fiable en cuestiones alimenticias es la tradición", palabra de Pollan. "La ciencia ha aportado bien poco y ha creado esa cultura del "nutricionismo" de la que conviene huir. La tradición es la sabiduría popular destilada. Nuestros antecesores sabían lo que les sentaba bien y por sentido común dejaron de comer lo que les ponía enfermos".
Regla número dos: "Consume productos perecederos". "Los alimentos reales viven y mueren", recuerda Pollan, "con un par de excepciones, entre ellas la miel, que ha llegado a aguantar intacta en las tumbas de los faraones". Los alimentos reales ?los que se pudren con el tiempo- hay que buscarlos en la periferia de los supermercados, cerca de las puertas de entrada y salida donde se reponen las existencias.
Y entre los alimentos reales, nada mejor que los que tienen "hojas", seguramente ricos en fibra, vitaminas, antioxidantes y otros nutrientes esenciales. "De los 75 o 100 elementos que necesitamos para mantenernos sanos, casi todos están en las plantas", asegura Pollan. "El último lugar donde debemos buscarlos es en los alimentos ultraprocesados".
Regla número tres: "No comas demasiado". El norteamericano medio ingiere 300 calorías más por cabeza que hace veinte años. El "supersizing" se ha convertido en el pan de cada día en los restaurantes de "fast food" ("cuanto mayores las porciones, peores los restaurantes"). Y la gente come en el coche, come en el despacho, come por la calles, come a todas las horas...
Comer solo, a la americana, es otra de las recetas para el desastre gastronómico. "Conviene recuperar la comida como acto social", advierte Pollan, "y volver al placer de la buena mesa, como reclama la gente de "Slow Food".
Cocinar tus propios alimentos: otra regla básica. Hay estudios que demuestran cómo la salud de la gente que cocina es casa es bastante mejor que la de la gente que come habitualmente fuera. En casa se usan habitualmente alimentos "reales", mientras que los restaurantes recurren a potenciadores del sabor que jamás usaríamos en nuestras cocinas.
Y otra sugerencia como postre: "Todos deberíamos cultivar, aunque sea en la ventana o en los balcones. Es la manera más elemental de cerrar el círculo de los alimentos y reconectar con la naturaleza. Un pequeño huerto te puede cambiar la vida". Aunque no se atribuye el protagonismo, los libros de Pollan han influido poderosamente en la conversión de Michelle Obama a la agricultura urbana.
Le preguntamos finalmente a Pollan qué es lo que no debemos comer nunca: "Cualquier producto que contenga sirope de maíz, porque es una señal de que está altamente procesado. Cualquier producto que tenga más de cinco ingredientes o que contenga algo que nos somos capaces de descifrar. Pero ante todo evitar las bebidas refrescantes, el antialimento por excelencia, todo energía y cero nutrientes, el mejor caldo de cultivo para la obesidad y la diabetes de tipo 2. Seguramente hay alimentos mucho más nutritivos en la sección de comida para perros".
Así despedimos a nuestro inso'olito comensal americano, Michael Pollan, ondeando la bandera de la comida sana y apelando al mismo tiempo nuestas conciencias de ciudadanos globales: "El modo en que comemos influye más en el planeta que ninguna otra área de nuestra vida. Y la buena noticia es que es muy fácil cambiar, con cada dólar o cada euro que gastas en el supermercado. Así ha ido creciendo en Estados Unidos el mercado de la comida biológica, que mueve ya más de 20.000 millones de dólares al año. Todo ha sido fruto de un acuerdo tácito entre los consumidores y los productores, que han decidido votar con el tenedor